La experiencia fue genial el año pasado, así que tenía muchas ganas de esta actividad.
Es cierto que me surgieron dudas, sobre como actuar delante de ellos, si me sentiría distante y frio, o si por el contrario, sería cercano con ellos, tal y como fui la otra vez.
Pero bueno, en cuanto te quitas las zapatillas y empiezas a bailar, todo cambia.
Ellos ponen muchisimo de su parte, lo que ayuda un montón. Además coincidimos con varios del año pasado, y fue muy bonito ver como alguno se acordaba de nosotros.
Esta puede que sea la actividad que más me gusta, dentro del apartado de ética, porque ha sabido transmitirme cercanía, hacia unas personas, que hace unos años hubiera considerado extraños.
La satisfacción que se siente, al ver que, gracias a tí, se lo están pasando genial, y les estas alegrando el día, con un "simple" baile, no tiene precio.
Si tiene pensado repetir la actividad a lo largo de este año, yo le animo a que lo haga, porque solo tengo buenos recuerdos de esta experiencia.
