Intentando describir los motivos de mi obra lo primero que se me viene a la mente es un poema de Piedad Bonnett.
Las cicatrices.
No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria, un remate imperfecto que nos sana dañándonos. La forma que el tiempo encuentra de que nunca olvidemos las heridas.
Lindas palabras que abrazan mis pensamientos, pero también me parece importante sumar que visualizo a la cicatriz como un proceso de transformación de algo malo en algo bueno. Un proceso de resiliencia*. Es decir la herida cerrada se transforma en aprendizaje y bienestar. En el trazo de mis trabajos se encuentra el génesis de mi obra.
La cicatriz puede ser visible o no, es la marca que deja el proceso de transformación
de algo doloroso como ser una herida abierta, en algo ya cerrado, sano y curado. Se trata del proceso evolutivo natural hacia el bienestar.
Al tiempo que la aparición de las distintas especies animales, supongo, tendran que ver también con este fenomeno, cómo dos partes que se reconocen entre si, con el fin de salvar una a la otra. Tratando de aceptar todos los días que todo pasa, lo bueno y lo malo, y que siempre habrá otro dispuesto a salvarnos.
*Resiliencia es la capacidad de los seres vivos sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas.
mvirgillito@hotmail.com
Celular: 011 1154565442